Es difícil ser administrador, es difícil la tarea de "disponer" del dinero que ingresa, de decidir las correctas imputaciones, hacia dónde dirigirlo, cómo hacerlo rendir, que "lo que entra por una cuenta salga por la misma", pero quizás lo más difícil sea ser justo, probo, honesto y que los principios no se tienten no importa cuánto dinero se maneje, eso ya no es una técnica, no es un arte, es una persona con principios.
Para describir de quien hablamos diré que me impactó al entrar en su oficina y sobre su escritorio encontrar la siguiente historia enmarcada:
"En un vuelo de British Airways entre Johannesburgo y Londres, una señora blanca de unos cincuenta años se sienta al lado de un pasajero de color. Está, muy molesta por ello, llama a la azafata para quejarse:- ¿Cuál es el problema señora? - le pregunta la azorada azafata.- ¿Pero acaso usted es tan irracional que no lo ve? - responde la señora - me ha sentado al lado "de un oloroso negro de vaya uno a saber qué suburbio o de qué lugar de la selva salió... jamás me sentaré a lado de él, porque no está a mi altura, esa pobre cosa. Es por ello que no puedo quedarme al lado de él.Y dirigiéndose a la azafata le ordenó de muy mal humor:-Usted, me tendrá que dar otro asiento.- Por favor, cálmese. -dijo la azafata. Todos los lugares de clase económica de este vuelo están tomados. Voy a ver si hay algún lugar en clase ejecutiva o en primera libre. La azafata se apura y vuelve unos minutos más tarde sofocada por la breve corrida y ante la impaciencia y el mal humor de la mujer ya muy manifiesto ante los demás, le explica:- Muy señora mía, como yo sospechaba, no hay ningún lugar vacío en clase económica como corresponde a la reserva. Es por ello y ante la urgencia del caso personalmente conversé con el comandante. Este me confirmó que tampoco hay lugar en la parte que corresponde a la ejecutiva. Pero si, dijo "que sólo tenemos un lugar en primera clase". Un lugar solo que me autorizó, por supuesto, a ocuparlo. Pero antes que la señora pudiese responder agradecida, la azafata continuó.- Es totalmente inusitado que la compañía conceda un asiento de primera clase a alguien que está en económica, pero dadas las circunstancias, el comandante consideró que sería escandaloso que alguien sea obligado a sentarse al lado de una persona tan intolerable. Y, diciendo eso, la azafata miró al negro y con una amplia sonrisa le dice:- Si el señor me hiciera el favor de tomar sus pertenencias, el asiento de primera clase ya está preparado para usted, si lo acepta. Todos los pasajeros alrededor de esa persona de color, que acompañaron la escena y hasta la escucharon, se levantaron y aplaudieron por la actitud del comandante y la compañía. "Recuerda siempre que eres único... al igual que todos los demás".
No conocí íntimamente al Sr. Marinelli pero es de suponer que si alguien tiene este texto arriba de su escritorio, es muy especial y tiene pensamientos muy lasallanos.
Por todo esto lo recordaremos y saludamos a su familia en el cristiano convencimiento que ha volado a un lugar mejor.
miércoles, 4 de junio de 2008
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